CURSO EN DOS LECCIONES PARA DÉSPOTAS (I)

INCOMPETENCIA, PREPOTENCIA Y DESVERGÜENZA
Aquellos que por motivos diversos se ven forzados a abrir las páginas del BOJA  –aunque sea con las narices tapadas y la náusea contenida- habrán constatado, sobre todas las demás, dos cosas que caracterizan el Primer Año Triunfal de este gobierno de “toma y daca”. La primera: que el gobierno no gobierna; usufructúan el poder, lo parasitan, lo ocupan, sencillamente. La segunda: que todo lo que nos muestra la tipografía oficial no son sino manifestaciones o fenómenos de la naturaleza populista y cleptocrática de este régimen, de su esencia. Casi todo lo publicado son subvenciones, premios, nombramientos o campañas de propaganda ideológica, como el Plan de la Bicicleta, el Consejo de los Animales, la Estrategia de Innovación, el Plan de Choque, etc., etc. Es decir, casi todo está orientado a favorecer los intereses de la clientela, comprar voluntades, acallar lamentos, tapar bocas, sosegar quejas, colocar adeptos, y fomentar su reconocimiento social valiéndose del control que ejercen sobre los medios. Su único afán consiste en procurar su permanencia en el poder; ocupados exclusivamente en eso se olvidan de gobernar, dan la espalda al interés general, y hunden Andalucía en un pozo cada vez más profundo, del que la esperanza de salir se presenta ya como milagrosa.
A pesar de ello, los dirigentes comunistas del gobierno bicéfalo insisten contumazmente en mostrarnos al régimen bolivariano como modelo a seguir. Yo creo que se equivocan; la cuestión es más bien a la inversa. ¿Qué pueden enseñarnos unos diletantes sobre democracia popular; es decir, aquélla en la que los dos términos que la designan son falsos y están de más: la democracia y el pueblo? ¡¡¡Lecciones a nosotros!!! ¡¡¡Lecciones a Chaves -el auténtico-, a Pepe II, a Diego, a Sánchez Gordillo, a Marito, a Zarrías, a Pizarro, al lobby feminista de las Rubiales, las Hermosinas, las Petronilas, las Bibianas y las Susanitas!!!
Venezolanos, ecuatorianos, nicaragüenses, bolivianos e, incluso, norcoreanos y cubanos: si de verdad desean perfeccionarse en el populismo y la opresión, deslizarse por la vertiente de la miseria, chapotear en la ignorancia o, incluso, sumergirse profundamente en ella, miren a este régimen y aprendan.
Vean si no la insuperable disposición del régimen para ahondar en el abismo; sirva de muestra la lección magistral de despotismo que nos brindó la semana pasada –que por cierto, pasó casi desapercibida, a pesar de su sobresaliente calado y su prodigiosa singularidad.
Hablo del Decreto-Ley 2/2013, de 12 de marzo, “por el que se confirman determinados actos de la Agencia Tributaria de Andalucía”. En resumen, la cuestión es la siguiente: la Junta de Andalucía aprobó en el año 2009 el Estatuto de la Agencia Tributaria de Andalucía (ATA). El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) declaró “nulo de pleno derecho” el acto de aprobación. La Junta recurrió esa sentencia y el Tribunal Supremo (TS) rechazó el recurso, es decir, confirmó que el Estatuto de la ATA era nulo de pleno derecho. Esta sentencia significaba desde el punto de vista práctico que, por ser nulo de pleno derecho, el Estatuto de la ATA era barrido de un plumazo y eliminado del ordenamiento jurídico como si nunca hubiese existido. No podría producir efecto alguno, pues, como sabe cualquier alumno de primero de derecho, la nulidad produce efectos “ex tunc”, es decir, desde siempre; o sea, que no tuvo ni un ostugo de vigencia y, lo que es más grave aún, todos los actos dictados a su amparo, o bajo su cobertura jurídica, adolecerían del mismo vicio; esto es, la nulidad.
Como puede concluir cualquiera, el problema era de dimensiones gigantescas. Según declara la propia Junta, 350.000 liquidaciones tributarias estaban afectadas de nulidad; eran el fruto del árbol podrido y, por tanto, frutos podridos. Consecuentemente, los tribunales, a petición de los interesados, no tenían más opción que anularlas; 13.000 de ellas ya habían sido, por tal motivo, anuladas hasta el momento de dictarse el decreto-ley. ¿Y qué se le ocurre a la Junta ante tal situación? Pues, dar por buenas todas las liquidaciones “podridas” mediante este Decreto-Ley.
Estos son los hechos -y como no podemos, sin más, tragarnos un sapo de tales proporciones-, analicémoslos, aunque sea someramente.
El presidente de la Junta de Andalucía que aprobó el estatuto declarado nulo por el TS era D. José Antonio Griñán -Pepe II, el Sencillo, para los amigos-, y la consejera de Hacienda Dª Carmen Martínez Aguayo –la Papaguayo, para los amigos-. Cuando se inició el expediente, es decir, cuando se redactó el estatuto y se impulsó su tramitación, el consejero de Economía y Hacienda era D. José Antonio Griñán -entonces, simplemente Pepe-, y su viceconsejera, Dª  Carmen Martínez Aguayo. O sea, que se tome por donde se tome, Pepe y Carmen, Carmen y Pepe, son los responsables de haber aprobado una disposición declarada nula de pleno derecho por el TS por haberse dictado vulnerando la Ley y los derechos sindicales de los legítimos representantes del personal de la Junta de Andalucía. Estos dos sujetos -a los que no se les cae de la boca el mantra de los derechos sindicales, cuando se trata de legitimar la violencia y el matonismo de sus “sindicatos amigos” UGT y CCOO-, se ponen de perfil ante un caso como este, en el que la vulneración de la libertad sindical y del derecho a la negociación colectiva han provocado, además, un grave quebranto a la hacienda pública. No sólo han violado derechos que para ellos –según cacarean continuamente- son más sagrados que la propiedad, la integridad y la dignidad de las personas (lo que sólo por sí mismo resultaría inaceptable para un gobierno que se dice “progresista”), es que, además, como consecuencia de esa vulneración, han provocado un gran daño a la hacienda pública, según sus datos 13.000 liquidaciones irrecuperables, que se dice pronto, escamoteadas al patrimonio ¡público!, dios sagrado venerado por esa secta, aunque sólo sea de nombre. ¡¡¡Y no dimiten!!!
Los consejeros responsables de la Función Pública -a los que precisamente corresponde por su cargo tutelarlos- vulneran los derechos de libertad sindical y de negociación colectiva de los legítimos representantes del personal y no pasa nada. Los consejeros responsables de la hacienda pública -a los que precisamente corresponde por su cargo  garantizar su integridad y buena administración- provocan por causa de su incompetencia o por su prepotencia, o por ambas cosas, un grave daño y no pasa nada. Y más, da la casualidad que esos consejeros son los mismos de todos los fregados, las salsas de todos los guisos, la sal de todos los escándalos, la pimienta de todas las corrupciones; son los artífices de la ley del enchufismo, del concurso chapucero, proceloso, retorcido y arbitrario, de los ERE y de Invercaria, de los mayores recortes de derechos a los empleados públicos, de los oscuros contratos de alquileres de la Junta... y no pasa nada. No sólo no dimiten, es que, para colmo, se permiten dispensar moralina.
Así, en la parte expositiva del citado decreto-ley, se atreven a decirnos lo siguiente:”…debe recordarse que es un deber constitucional contribuir al sostenimiento de los gastos públicos…no cabe evadir esta obligación constitucional so pretexto de vicio no sustancial del reglamento…”.
¡¡¡Manda güevos !!!, como dijo el presidente del Congreso de los Diputados. Pero Pepe, Carmen, aparte de lo mentirosos que sois –pues el vicio es tan sustancial que ha determinado, no la anulación, sino la nulidad- cómo podéis recordarnos la Constitución, si sois vosotros los que la ignoráis.
¿No sabéis que el artículo 28 consagra la libertad sindical? ¿Y que el 37 reconoce el derecho a la negociación colectiva? ¿Y que el artículo 9 garantiza el principio de legalidad y la jerarquía normativa; es decir, que vuestros decretos no puedan vulnerar lo que disponen las leyes? ¿Y que el artículo 103 establece que la administración actúa con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho?
Lo sepan o no, les da igual. Esta es la primera lección de un tirano. Incompetencia, prepotencia y desvergüenza. El desprecio a la Ley es su divisa. La ley es su voluntad.
Buena prueba de ello la constituye el hecho de que gobiernan por decreto-ley. Ni siquiera Franco abusaba tanto de su poder. Este gobierno desvergonzado, en el año que lleva ejerciendo, ha dictado más decretos-leyes (7) que leyes ha aprobado el Parlamento. A ese paso, podrían prescindir del Parlamento; aunque bien mirado, para lo que sirve y con lo que nos cuesta (una sola diputada de IU se lleva 7.000 euros al mes, prebendas aparte) tal vez saldríamos ganando.
Estos modos de gobernar son los de todos los déspotas que en el mundo ha habido, desde Tarquino. Éstos que ahora padecemos y padecerán nuestros hijos, si no nos rebelamos, lo saben bien y lo practican mejor. Además de convertir su voluntad en ley, han descubierto que aquí el control jurisdiccional se escamotea dándole a sus actos rango de ley; ya lo dijimos el otro día, el decreto-ley refugio de los déspotas.
Max Estrella, cesante de hombre libre
Marzo, 2013