Leo con estupor que las fuerzas vivas, los poderes fácticos, el todo
Madrid y hasta el sursuncorda encarnado en la oronda humanidad del Rasputín de
Cazalilla, se han dado cita en el Ritz para oír a la "esperanza de Triana". Más de 600, estiman
los papeles, estuvieron en ese desayuno. Por supuesto, el Ritz. Como
corresponde a una socialista de Triana -¡Arriba parias de la tierra!- Es
difícil entender esta querencia al lujo y al relumbrón que tienen los
socialistas. Cosa de genes y esnobismo, seguramente. ¡No lo iban a celebrar en
la taberna de Pica Lagartos con toda la chusma!, dirán sus palmeros.
Hasta los más ilustres gacetilleros de la Corte se han hecho eco del
espectáculo. Ahí está, sin ir más lejos, Raúl del Pozo que le ha dedicado su
columna en El Mundo: Susana, la “reina Sol”. Columna, para mi gusto, más que
meliflua empalagosa y menos empalagosa que untuosa. Dice Raúl que le llaman así
los de Izquierda Unida; ellos sabrán por qué, puesto que han estado en su
gobierno hasta el domingo por la tarde, como dicen en mi pueblo.
Yo, por mi parte, de apodarla para esta ocasión, la hubiese llamado
Ródope (la de mejillas de rosa). Como la célebre cortesana griega del siglo VI a.C.,
coetánea de Esopo, Ródope de Tracia. Ródope de Triana, pues.
A. Kauffman Esopo y Ródope Fuente: Wikipedia. |
Cuenta Heliodoro de Emesa en las Etiópicas -y así lo cita Robert
Burton en su “Anatomía de la melancolía”, una de las más bellas obras de la
literatura y uno de los más grandes compendios de sabiduría- que el encanto de
Ródope era tal que hasta el mismísimo Calasiris, sacerdote de Isis y reverendo
anciano, se lamentaba de que, al ver por casualidad en Menfis a la traciana
Rodopis, no pudo ya apartar sus ojos de ella: “No ocultaré que ella se apoderó de mí con su presencia y que incluso
asaltó mi celibato, que yo había preservado hasta mi avanzada edad…”
Debía ser así, porque otro cultísimo escritor –Laurence Sterne- en su
obra “Tristram Shandy”, una eminente joya de la literatura inglesa, citando a “no sé yo quién”, anotó que “Ródope de Tracia producía una fascinación tan
ineludible, y atraía de tal manera a la gente, que si uno se encontraba con
ella, le resultaba imposible no quedar cautivado”, como le ocurrió al
anciano Calasiris.
Y es que, desde mi ciudadanía andaluza y mi condición funcionarial,
que me obligan a padecer –lo quiera o no- las consecuencias de los actos de
nuestra trianera Ródope, me resulta difícil comprender que tal sujeto (o
sujeta, en la neolengua del régimen) pueda provocar fascinación alguna en
ningún ser racional y decente. Si sometemos a riguroso escrutinio sus actos y
sus palabras, nada encontraremos en ellos digno de admiración. Más bien lo
contrario. Su discurso es una retórica vana –ni siquiera helada y laboriosa
nadería, como diría Borges-, pues carece en absoluto de aportación personal
alguna; es una sarta de lugares comunes, de uso común entre la casta política
-también hay que decirlo, especialmente estólida en esta desdichada Andalucía-.
Sus actos y sus logros, ahí están. Y no digamos nada de su catadura moral, de
la que prácticamente a diario da muestras la prensa que no está bajo su férula.
Fruto –vano- de una nueva casta de políticos profesionales que no han trabajado
en su vida, sólo reconozco a nuestra Ródope el discutible mérito de poseer, a
falta de inteligencia, un depurado oficio para el medro y la maquinación y un
fuerte instinto maquiavélico de supervivencia. Del que, por cierto, han sabido
dar muestras los más autoritarios gobernantes que en el mundo han sido. Como
las malas hierbas, nadie que valga más que ella puede medrar a su lado.
Ante tan irracional fascinación, yo me pregunto: ¿es este un país de
idiotas o de sinvergüenzas?
Por cierto –para sobreponer al estupor la indignación-, ¿Qué hacía en
dicho acto Gaspar Zarrías, imputado en una de las piezas del expolio de los
Ere? ¿Quién lo había invitado? ¿En concepto de qué? ¿Es que lo tienen
secretamente colocado en algún carguito?
Y sigo preguntando, ¿Qué habría pasado si en lugar de Susana hubiese
sido Rajoy el conferenciante; y en lugar de Zarrías, el invitado hubiese sido
Bárcenas? ¿Se imaginan la que se hubiese armado? Pues eso, algo huele a podrido
en el PSOE.
Mayo, 2016