“Lo supieron
los arduos alumnos de Pitágoras:
los astros y
los hombres vuelven cíclicamente.”
Eso escribió Borges, en un poema de insoportable
belleza, en el que dejó constancia poética de la idea del eterno retorno, que
le obsesionaba, del mismo modo en que había inquietado a los conspicuos
pensadores presocráticos, estoicos o budistas.
En ello, casualmente, encontré explicación a algo
que venía causándome un cierto desasosiego en los últimos meses.
El otro día, hojeando el catálogo del Museo del
Prado, lo vi todo claro. “...los astros y los hombres vuelven cíclicamente...”.
¡¡Claro!!, ¡el cometa Halley...! y, ¿por qué no?, ¡los hombres!
¡No era García, era Pejerón! Antaño bufón del conde
de Benavente y del gran duque de Alba, inmortalizado por el pincel de Antonio
Moro, retornado hoy como bufón de Pepe II de Andalucía y de su virrey Don
Diego!
Naturalmente, mi descubrimiento otorgaba carta de
naturaleza a la hipótesis de que la comisión de investigación sobre los Eres
había sido una bufonada. ¿Qué otra cosa, si no, hubiera podido venir de un
bufón?
Pejerón-García ha manifestado a la prensa que tiene
casi ultimado su nuevo espectáculo: una comisión sobre la financiación de los
partidos políticos. Eso como excusa para no aprobar una investigación sobre las
actividades de Invercaria, la empresa de la Junta, donde la Bella Laura
despedía a los que se negaban a falsificar expedientes y proclamaba aquello tan
bonito: “si me comprometo con la ética no
estaría en esta organización", que resume el ideario del socialismo
andaluz, que hoy comparte su avispado socio comunista.
Bufón, pero no tonto. La empresa de marras y los
cuantiosos beneficios de toda clase que reporta, forma ahora parte del caudal
común de este matrimonio que PSOE e IU han celebrado en régimen de gananciales.
Aunque para ello, y esa es la otra cara de la moneda, IU –la fea esposa- haya
tenido que aceptar no sólo los beneficios sino también las cargas. Es decir, ha
tenido que participar en las labores domésticas, y ha asumido la tarea de la
limpieza del hogar conyugal, metiendo la porquería debajo de la alfombra. Eso y
declarar amor eterno –hasta que las urnas los separen; lo que ocurrirá pronto,
el día que el PSOE vuelva a estar por encima del PP- al cónyuge y odio inclemente
a quien se atreva a importunar la armonía doméstica. Es decir, al PP.
Así las cosas, ¿no es lógico que Pejerón no quiera
saber nada de levantar alfombras? Al fin y al cabo, ellos son los copropietarios
del negocio y sus administradores, y responden solidariamente unos por los
otros. Tanto monta, monta tanto. Tan corrupto es el que toma como el que tapa.
De manera que haciendo honor a la mejor tradición
totalitaria, de la que maman ambos socios del bipartito, a Pejerón no se le
ocurre otra cosa que proponer que se investigue a la oposición, al PP –al que,
por cierto, culpó de que la comisión de los eres resultara una payasada. Como
si aquí el PP hubiese gobernado ni siquiera un domingo por la tarde. ¡El
gobierno investigando a la oposición! Franquismo puro.
Dice Pejerón que pedir una investigación sobre
Invercaria es una estrategia desestabilizadora. ¡Y tanto!, desestabilizadora de
la armonía conyugal de ese connubio de parásitos.
Así pues, como no podía ser de otro modo, los
señores han mandado al bufón que distraiga al personal con sus ocurrencias. Y,
puesto en faena, ha dicho que de levantar alfombras nada, que va a levantar
tejados. Para buscar a la madre del cordero…y contar las ovejitas.
Desternillante. ¡Qué divertido y que a gustito estamos
ahora, tan entretenidos con los payasos de la Unta! ¡Qué gran acierto de Pepe
II haber recuperado la tradición bufonesca!
¿Cómo están ustedesssss?
Max Estrella, cesante de
hombre libre.
Febrero, 2013