Como
aún me queda un poco de memoria (esa
moneda que nunca presenta el mismo rostro), elijo deliberadamente el
título. O, más bien, lo tomo prestado de aquella famosa y machacona campaña
electoral (¿quién la pagó?), que en marzo de 2004 los cómicos del pesebre (que no
obstante, nos salen infinitamente más baratos que los sindicalistas
apesebrados; hay que tener en cuenta que éstos son más –ya que el talento
siempre ha sido escaso- y, además, se alimentan de mariscadas) hicieron contra
el gobierno de Aznar (entonces, por cierto, no salieron a la palestra ni
Pizarrín, ni Susanita, ni Marito, llamando fascistas a los cómicos, y a
quejarse de que a los pobres del PP no les dejaran hacer su campaña electoral; pero,
en fin, no vengo a hablar de eso). Decía que lo tomo prestado, aun siendo
consciente del riesgo que corro, pues esta gente no presta, sólo toma.
Tomo,
pues, prestado el lema, y digo a toda la ciudadanía andaluza, y, en particular,
a los opositores (tómese la expresión en toda su extensión semántica) y a los
compañeros empleados públicos, que tenemos motivos sobrados para acudir a la
manifestación del próximo día 22.
Estos
son nuestros motivos:
Queremos
una Administración que sirva los intereses generales, sometida en su actuación
sólo a la legalidad, y a cuyo servicio se ingrese por capacidad y mérito. No
queremos esta Administración partidista y clientelar. Despótica y nepótica. Que
desprecia las leyes que no le convienen, o que las hace para su conveniencia; y
a cuyo servicio se ingresa, preferentemente, por relación de parentesco
–sanguíneo o político, entiéndase el
término en su más amplia acepción.
Por
eso, rechazamos los decretazos. Esa serie de “morcillas jurídicas” (decreto-ley
5/2010, decreto-ley 6/2010, decreto-ley 7/2010, que modifica el decreto-ley
6/2010, “proyecto de ley de ¡¡¡medidas complementarias!!! del decreto-ley
5/2010, que trae causa del decreto 6/2010, modificado por el decreto-ley
7/2010”) que, gracias a la incuria del gobierno griñanense, ha fundado un nuevo
género literario: “el culebrón morcillero forense”.
No
queremos un Gobierno sectario y despótico que no tolera la crítica y la
disidencia y que, por tal motivo, recurre al insulto y a la amenaza; y nos
tacha de peleles pagados y manejados por el PP (José Antonio, ¡Pte.! de la
Junta de Andalucía); de terroristas batasunos (Luis Pizarro, líder del llamado
clan de los paletos, Consejero de Gobernación); de mantener actitudes propias
del pasado (Susanita, secretaria de “organización de injurias” del psoe); de fascistas
enmascarados (Marito, el tierno, pregonero del psoe en el parlamento andaluz); de
alimentar la violencia, sembrando miedo en la ciudadanía (Mar –encrespada-
Moreno, Consejera de Presidencia), etc…
Un
Gobierno, en suma, cuyas preocupaciones e intereses no coinciden con los de los
ciudadanos. Y que anda más pendiente de lo suyo y de los suyos que de lo de
todos.
Pero,
además de esos motivos, también nos mueve un capricho. El día 22 iremos a la
manifestación contra los decretazos morcilleros por puro capricho. Porque nos
da la gana.
Y
–entérate Susanita, tú y tu partido, en cuyo nombre hablas (que no te ha
desautorizado, luego te avala), tú que nos has dicho que tendremos que dar
explicaciones por nuestra disidencia y rebeldía- porque somos libres y no
tenemos que dar explicaciones al poder de lo que pensamos, decimos o hacemos.
Al menos, todavía; a pesar de vuestros empeños.
Iremos
a la manifestación a pasar un buen día; a estar con los compañeros y amigos; a
conocer a gente que no es como vosotros, aunque no sea como nosotros; a
disfrutar del placer inmaterial que produce en lo más íntimo del ser el
ejercicio compartido de la dignidad. Y, también, cómo no, después, para
celebrarlo, en indecoroso regodeo en el hedonismo y el libertinaje, intentaremos
disfrutar de placeres de otro orden, más mundanales, dejando nuestro cuidado entre las azucenas olvidado.
Max Estrella, cesante de hombre libre.
Enero, 2011.