Los
corrompidos altos funcionarios del antiguo
régimen -cómplices voluntariosos y complacientes colaboradores necesarios
en la corrupción y en el estado de postración en que se halla nuestra tierra-
siguen en sus cargos, plácidos e indolentes, ahora que han visto que no hay
motivo alguno para el desasosiego. Han descubierto que la mansa collera de
cónsules que nos gobierna está uncida al yugo del régimen socialista.
Da
la impresión que los Juanmas no han
comprendido nada, que no se enteran; o, lo que es peor, que se enteran
demasiado bien y nos toman por tontos. En cualquier caso, ya sea la causa de
sus actos la estolidez y la incompetencia, ya sea la iniquidad y la
desvergüenza, conviene recordarles qué es lo que se espera de ellos.
Aunque,
en verdad, no es la primera vez que, tanto a un Juanma como al otro, les leemos
la cartilla al respecto. Disculpe el lector la autocita y permítanos el
recordatorio. Así, al cónsul cerúleo, al Risitas,
ya le advertimos en ocasiones anteriores:
“Claro que peor me parecen las cosas en el otro lado del diván. ¿Peor
que eso? Sí, peor. Porque, cuando el PP, última esperanza, única alternativa
real al corrupto régimen del PSOE-IU, a lo que aspira es a ser admitido como
socio en la banda, no queda ya ni dignidad ni esperanza. Juanma Moreno (llamadme
Juanmamó) ha abdicado de la ética. Se ha creído, con su oferta de Gran
Coalición andaluza, o “pelillos a la mar”, que es Maquiavelo. Como si aquí no
hubiese ocurrido nada en estos últimos treinta años. Piensa que sin escrúpulos
y con su inmarcesible sonrisa va a cautivar al personal. No sabe que al público
le gusta lo auténtico (rechace imitaciones); que para canallas sin escrúpulos,
el régimen tiene 500 mejores que él y que para sonrisas, ya tenemos al Risitas.
¡Pobre Maquiavelo de pacotilla!” (LD
13/05/2014)
“…al Risitas, hay que leerlo en el TBO, no
tiene boletín. Tal vez por eso presenta paquetes, sale más a cuenta, ya se
sabe: economía de escala. Ahora ha presentado -dice- un "paquete de
medidas concretas y fiables" para la regeneración democrática en Andalucía;
que usted no podrá encontrar concretadas ni en la mismísima página web del
PP-A. Pero por lo que dice que dice el paquete de medidas concretas y fiables,
no le auguro yo a Andalucía más regeneración de la que tendremos con la
Suprema. Es decir, ninguna.
¡Qué parecidos son los
dos! Son Víctor y Victoria, la misma cosa. Son Valentina y el Capitán Tan de la
política andaluza. (….)
No sabe que ahí está la madre de todas
las corrupciones que padecemos. Que el modelo -y lo hemos dicho mil veces, pero
no se entera- está en la huida del derecho. Es decir, en sacar la gestión de
los asuntos públicos fuera de la Administración, entregándola a los entes
instrumentales, evitando así los controles legales en la gestión económica y
financiera, en la contratación pública, en las subvenciones, en la selección de
personal, etc. Así, gracias a la agencia IDEA, a la FAFFE, a EGMASA, a DAPSA,
al SAE, a los consorcios UTEDLT, etc., han sido posibles todos los casos de
corrupción que asolan Andalucía y avergüenzan a los andaluces que no padecen la
querencia al yugo y al pesebre. Juanma, muchacho, deja de imitar a Susana. Si
de verdad quieres regeneración, la fórmula es sencilla: profesionalizar la
administración y desprofesionalizar la política. Sólo eso…” (LD
15/07/2014)
El
otro, el del flequillo, el cónsul lúteo, fue igualmente objeto de nuestras amonestaciones:
“Cualquiera que sea dueño de su pensamiento y
opinión sabe que lo único que debe cambiar para que Andalucía florezca es el
régimen que la parasita. Sabe que para que los niños tengan futuro, los jóvenes
esperanza, los ancianos cuidados y respeto, los parados trabajo, los
trabajadores justicia, los emigrantes patria, los andaluces dignidad y los
políticos vergüenza, es preciso que el régimen que sufrimos desde hace más de
tres décadas sea exterminado y no quede de él ni el recuerdo. Por eso,
precisamente por eso y para eso, algunos votamos en las pasadas elecciones
andaluzas a Ciudadanos; para que hicieran lo que es necesario: acabar con el
régimen (…) Prometían ser los
regeneradores de la vida pública, intransigentes con la corrupción y los
corruptos. Y no sólo no han hecho nada (aparte de dar puñaladas a dos cadáveres
políticos; gran gesta que no paran de recordarnos), sino que en el papel que
han asumido de sostenedores o mamporreros del régimen han revelado que pueden
ser más servilones, más lacayunos, más viles y
más ruines de lo que les exige el guión. Tras la máscara de Catón y
Robespierre hemos visto, sin embargo, a los cabezones marcianos de Mars Attacks
disparando sus rayos letales a todo lo que se meneaba, al tiempo que decían:
“no huyáis que venimos en son de paz”. Son lobos con piel de cordero. Son,
ciertamente, dignos siervos de sus amos. Tal para cual. (…) El hombre a un flequillo pegado se ha
felicitado (haciendo alarde de una extraordinaria ignorancia, y mezclando
churras y merinas) porque la mayor operación de enchufismo practicada en la historia
de occidente haya concluido felizmente para los nepotes. Claro que hay que
tener en cuenta que este señor, el del flequillo superlativo y felón, es
partidario del paradigma cosmológico de un universo en expansión…de cuñaos.”
(Diciembre,
2015)
“En las elecciones del año 2015 cometí la
ingenua estupidez –imperdonable en alguien de mis años- de votar a Ciudadanos.
Lo hice, como muchos otros que conozco, en la creencia –demostrada errónea- de
que se trataba de un partido regenerador. Daba a entender Cs que el diagnóstico
de la situación política en Andalucía bien podría definirse en una sola
variable: la corrupción. La corrupción institucionalizada, para ser exactos,
que es su forma más detestable y perniciosa. (…) Pues bien, en la creencia de que ese era el diagnóstico y de que, en
consecuencia, el fin último de toda acción política posible consistía en la
liquidación de tal régimen, algunos ingenuos votamos a Cs. Nuestro voto sirvió,
sin embargo, para todo lo contrario: para apuntalar a un régimen en horas bajas
y sacarlo del bache (…) Después de lo
de Cs, desconfío de los regeneradores…” (Noviembre,
2018)
A
pesar de ello, no pasa un día sin que este gobierno del desencanto deje de dar
muestras de su escasa o nula voluntad regeneradora. A pesar de que no llevan ni
100 días en el gobierno, tenemos la certeza –confirmada por las palabras y
ratificada por los actos, es decir, por su falta- de que lo que verdaderamente
desean no es acabar con el régimen, sino heredarlo.
¡Ya
veremos en qué para tanta desvergüenza!
Febrero,
2019