MEMORIAS APÓCRIFAS

Refiere don Latino que estando con Max tomando un Rute en ca Pica Lagartos, en la calle de la Montera, oyó la siguiente conversación que mantenían unos que jugaban al mus en la mesa de al lado. Eran los musolaris un guindilla grande y fortachón, propenso a la rijosidad, con fama en el barrio de manso y bonachón, un matasanos de la beneficiencia, con más humanidad que un picador en buen año y que debía más muertos que Billy el Niño, un plumilla del Buey Apis, de ojos pequeños y cara de malas pulgas y un empleado del fielato de Vallecas, aficionado a la tipografía y un tanto enteraillo:


EL GUINDILLA: Pa mí, en mi poca ignorancia, que esa tía es colega de La Lunares.
El EMPLEADO DEL FIELATO: ¿Por qué lo dices?
EL GUINDILLA: Porque hace un momento estaba ahí, en la puerta de la taberna, enseñando hasta la “ramailla” del culo.
EL PLUMILLA: ¿Ahí, sin más, coram populo?
EL GALENO: ¿Coram populo? No entiendo eso, yo soy un hombre lerdo.
El GUINDILLA: ¿Qué dice que es?
El DEL FIELATO: ¡¡Un cerdo con ele!!

Agosto, 2016