ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN (NACIONAL) SOCIALISTA

A veces me he preguntado ¿Cómo fue posible que el socialismo patrio se volcara afanosamente en establecer un dominio absoluto sobre la educación en todos sus niveles?

Y he llegado a la conclusión de que para el modelo neototalitario (porque el tiempo y los hechos han demostrado que esa era la naturaleza de su proyecto político) que pretendían implantar, la educación era un asunto estratégico. Creo que fue Hannah Arendt la que decía que la educación es uno de los principales instrumentos del totalitarismo. Llevaba razón. Aquí, transcurridos ya bastantes años de gobierno socialista, lo estamos viendo claramente. El adoctrinamiento sustituye a la verdadera labor educativa y formativa. El adoctrinamiento, por un lado y, por otro, el igualitarismo (falsa igualdad) estandarte del socialismo, que yo denomino "entropía social": la tendencia a igualar a la baja los diferenciales intelectuales y éticos de los individuos. Este socialismo -como todos los regímenes totalitarios y populistas- es enemigo del engrandecimiento intelectual, moral y, en general, personal, del individuo. Es enemigo del mérito y del esfuerzo personal. Para sus intereses es necesario propiciar la "idiotización" en lo intelectual y el "encanallamiento" en lo ético; para, al cabo, igualar, reduciendo a la baja las mejores cualidades de las personas, lo que generará, sin duda, una masa de ‘ciudadanos’ acríticos y sin escrúpulos morales, manejables y bien dispuestos a aceptar las imposiciones del poder, por muy canallescas que sean. Este socialismo -como todos los sistemas de esa misma familia- es enemigo declarado del individuo (buena muestra de ello la constituyen los Estatutos de Autonomía -como el de Cataluña y otros de idéntica índole- donde los derechos individuales se diluyen en los derechos del individuo como ente colectivizado).

Esas son a mi juicio las dos características fundamentales del sistema educativo nacional socialista: adoctrinamiento e igualitarismo o, como yo lo llamo, "entropía social". Todo eso creo que es muy evidente.

Pues bien, desde el primer momento estuvieron aplicados con gran dedicación a ese fin; bien es cierto que a medida que se fueron consolidando en el gobierno, adquirieron experiencia y mejoraron las técnicas de las que se sirvieron para ello. Al mismo tiempo, fueron ampliando el ámbito de actuación (como una mancha de aceite que se extiende suavemente; o del mismo modo en que la araña va haciendo su tela cada vez mayor). Para ello, desde mi punto de vista, usaron tres instrumentos:

En primer lugar, el Boletín Oficial. Es decir, plasmaron en normas jurídicas (Leyes y Reglamentos), su modelo igualitario e idiotizante. Que comenzó con lo que ellos denominaron "la reforma" y la "experimentación de la reforma"; a eso siguió la LOGSE y en otra vuelta de tuerca la LOE, retocada recientemente por la LOMLOE, o ley Celaá. Todos conocemos que los modelos que se han implantado consagran un estatus caracterizado por su alto grado de adoctrinamiento en la ideología "progre" y en la intolerancia a quienes no la profesan; caracterizado por su oposición al esfuerzo, a la responsabilidad, a la excelencia y al conocimiento; por su escaso rigor y exigencia y por promover e insuflar, en lo ético, el relativismo y el pragmatismo más alejado de nuestros principios morales tradicionales (todo ello en la línea estratégica de "producir ciudadanos" intelectual y moralmente embrutecidos, moldeados y acríticos. Quevedo afirmó que en la ignorancia del pueblo tienen su fortaleza los tiranos).

En segundo lugar, la reforma de la Función Pública Docente; instrumento necesario para llevar a efecto la labor de sustituir la educación por el adoctrinamiento. Las líneas de actuación aquí fueron, fundamentalmente, las siguientes, que guardan paralelismo con lo expuesto anteriormente: es decir, atienden a la ideologización de los cuerpos docentes y al igualitarismo -obviamente, a la baja-. La idea era el cuerpo único docente. La masa de maestros -la mayoría de ellos no tenían ni el bachiller superior- acogía con agrado el proyecto. Todos iguales, al fin y al cabo; y, para igualar dos puntos tan desnivelados resultaba obvio que los que estaban más abajo, necesariamente algo habían de subir. Y, efectivamente, fueron, son, los únicos beneficiados. Es lógico que sean un granero de votos del socialismo. A la postre, estómagos agradecidos y, como tales, el instrumento ideal para el adoctrinamiento. Aquí, necesariamente, he de hacer una puntualización: toda generalización entraña un elemento de injusticia e inexactitud, ya que se califican en la misma única categoría elementos dispares, incluso antagónicos. Por ello, pido disculpas; no encuentro otro modo de explicar el fenómeno, pero quiero dejar dicho que he conocido maestros admirables y cultísimos entre esos que no tenían ni el bachiller superior, también los he conocido de gran porte intelectual y académico y, sobre todo, excelentes en su humanidad y ejemplares en su integridad moral.

Prosigamos. Para su proyecto igualitarista liquidaron, por un lado, los más prestigiosos y profesionalizados cuerpos docentes; sobre todo el de Catedráticos de Instituto, y crearon una estructura funcionarial que, aunque formalmente diversa orgánica y funcionalmente, de facto unitaria e igualitaria. Paralelamente, liquidaron los profesionalizados y prestigiosos Cuerpos de Inspectores y de Directores Escolares. Respecto a los primeros, hicieron lo mismo que con los demás cuerpos: los unificaron; y después se aseguraron de instalar un sistema de acceso clientelar a ellos (verdaderamente, este caso es para estudiarlo aparte con detenimiento); así convirtieron la inspección educativa en un comisariado político para el control no sólo del profesorado sino de toda la comunidad educativa. En el ejercicio de esa función tan típicamente totalitaria he llegado a ver cosas que no creeréis -como dijo el replicante Roy Batty- pues hasta osaron espiar y grabar las conversaciones ajenas, y a usarlas posteriormente para el chantaje, la coacción y la persecución (la película, ganadora del Óscar, "La vida de los otros", podía haberse ambientado perfectamente en la España socialista). El régimen necesitaba una policía política en el sistema educativo. Ese es el papel que ha venido cumpliendo con el socialismo la inspección educativa.

Todo ello complementado con la reforma del sistema de acceso a la Función Pública docente, plagado de arbitrariedad y corruptelas y que comenzó, cómo no, con un ataque al principio constitucional de mérito: la liquidación del sistema de acceso directo al magisterio de los expedientes académicamente más destacados y sobresalientes.

Y, en tercer lugar, la infiltración en la sociedad civil, consistente en controlar todas las instituciones de participación social en la gestión de la educación, fundamentalmente de los consejos escolares de todos los niveles; de las asociaciones de padres y de las instituciones docentes privadas (en estos dos últimos casos, por la vía del presupuesto) y de las organizaciones sindicales dominantes o hegemónicas -que ya conocemos sobradamente cómo actúan y al servicio de qué intereses-. Pero todo esto, dada su extensión y complejidad, merecería un capítulo aparte, que no descarto abordar en otra ocasión.

Noviembre de 2022