Me
remite un amigo la entrevista que Silvia Moreno –periodista decente en tiempos
de escasez- hizo para El Mundo a la
consejera de Empleo de la Junta, Rocío Blanco. Disciplinado, por lealtad a
nuestra amistad, la leo agalbanado hasta llegar a la pregunta en que la
periodista indaga sobre ‘el paradigma de
los escándalos y la corrupción’, o sea, la extinta FAFFE, y la situación de
su personal, momento en que me invade una mezcla de bochorno y pitorreo ajena
en todo caso a la indignación y la sorpresa. Ni irritación ni estupor, digo,
porque hace tiempo que calé a estos farsantes, y hace tiempo, también, que
alerté al lector sobre ellos en diversas piezas de este blog. Ya advertí
entonces que este gobierno consular –el consulado de los Juanmas; dos cónsules esdrújulos,
como los empleados de la FAFFE: un cónsul cerúleo y un cónsul lúteo, al modo de
la antigua Roma-, en su afán de heredar el régimen liberticida que nos oprimía
en lugar de liquidarlo, ha devenido –sin percibirlo- en una mansa collera de
bueyes uncidos a la carreta del régimen socialista. Y, en particular respecto a
Ciudadanos, los recientes hechos me han dado la razón cuando avisé que Cs
confundía la centralidad política con el bisagrismo
oportunista carente de principios. Girauta lo ha dicho al darse de baja: “No trabajamos tanto para construir una
bisagra.” Y el nefasto Egea ha confirmado en su respuesta a Girauta lo que
denunciábamos: “las bisagras abren y
cierran puertas…”, o sea, pragmatismo maquiavélico, gato blanco o gato
negro, etc.; el fin justifica los medios, en resumen. Así pues, lejos el pasmo
y el enojo; más aún, tenía determinado el propósito de no malgastar una gota de
tinta más en la crítica de un gobierno de incapaces -incapaces de percibir su
inanidad, fatuidad y arrogancia-, que tendrá como galardón a su felonía y falta
de principios encontrarse en el paro a las primeras de cambio. No obstante,
pienso, las estólidas esdrújulas palabras de la consejera merecen un
comentario.
Conviene
recordar a la consejera que, desde su creación –a comienzos de 2003-, la
historia de la FAFFE ha sido una historia de infamias, despropósitos y
escándalos. Un manual de corrupción que no ha dejado ámbito alguno sin
mancillar. Fraude y malversación en el objeto fundamental y esencial de su
actividad: la gestión de los cursos de formación; fraude y malversación
generalizada en la contratación administrativa –bajo investigación judicial en
la actualidad-; fraude, malversación, clientelismo y nepotismo en la
contratación de personal; y el ignoto destino de decenas de millones de euros
(50 millones sólo en los ejercicios de 2009 y 2010) , de los que, según
declaración oficial y literal de la Cámara de Cuentas, “no consta justificación alguna …”, pero de los que sí hemos sabido
por la prensa que algunos se gastaron en prostíbulos y comilonas.
Se excusa diciendo que esos escándalos son de hace tiempo.
Pretendiendo con tan estólido argumento justificar la corrupción paradigmática
del buque insignia del régimen socialista. Olvida la consejera que está
hablando precisamente de los protagonistas de esa extraordinaria y monstruosa
corrupción; de todos aquellos trabajadores muy
formados, con un nivel de implicación tremendo y con un conocimiento bestial de
la Administración, poliédricos y políglotas, sin cuyo concurso, implicación y pundonor (Rocío dixit) ninguna corrupción hubiese sido posible
en el seno de la FAFFE. O sea, sabían perfectamente lo que hacían… y lo
hicieron. Y callaron, también. También, por supuesto, dado su conocimiento bestial de la Administración,
conocían que su contratación fue fraudulenta e ilegal, desde el punto en que no
fue precedida de convocatoria pública a la que pudiera postularse cualquier
ciudadano, ni regida por criterios objetivos de capacidad y mérito; es decir,
en suma, sin observar, no ya lo dispuesto reiteradamente en leyes y
reglamentos, sino lo que determina la Constitución. Frente a lo expuesto -es
decir, la falta de constancia de una sola convocatoria ajustada a la ley-, lo
que sí consta es que la plantilla de la FAFFE está preñada de parientes
-cuñados, primos, sobrinos, hijos, esposas, etc.- y correligionarios (la UGT
ostentaba el 100% de la representación sindical, según las actas de los
convenios colectivos publicadas en medios oficiales), consulte el lector las
hemerotecas si desea conocer la identidad de más de un centenar de poliédricos políglotas parientes de
ilustres cargos socialistas, como el actual alcalde de Sevilla, botón de
muestra. Silentes cuñados.
Para
colmo, no contenta con legitimar la corrupción y a sus colaboradores necesarios y beneficiarios,
insinúa mi Rociito que los van a hacer funcionarios por la mano izquierda (Estamos en conversaciones con Función
Pública para integrarlos y que puedan hacer las tareas con total profundidad),
es decir, por el turno de bastardía.
Se
olvida la consejera de los centenares de miles de andaluces que legítimamente
aspiran a ingresar en la Administración en la forma establecida en la Constitución
y las leyes: en virtud de su capacidad y méritos y en justa competencia y en
condiciones de igualdad respecto a los demás aspirantes. Se olvida también de
los miles de funcionarios andaluces que, a diferencia de los empleados de la
FAFFE, sí han acreditado en los correspondientes procedimientos públicos de
selección sus capacidades y méritos. Y que, al contrario de los empleados de la
FAFFE, sí que han demostrado su conocimiento de la Administración, su buen
hacer y su compromiso, implicación, pundonor y lealtad, sirviendo con
profesionalidad y objetividad los intereses generales con sometimiento pleno a
la Ley y al Derecho, tal como la Constitución determina. Ominoso silencio el
que esta aleve y pérfida consejera les dedica.
No,
Rocío, capullito florecío, el tiempo
no puede ser bálsamo reparador de tanta infamia. Menos aún si su transcurso ha
servido para beneficio de unos y menoscabo y quebranto de muchos. Volvéis en
este asunto a hacer algo para lo que habéis acreditado maestría en tantos otros:
agraviar a los que ingenuamente confiaron en vosotros. Escarnecer a las
víctimas de la corrupción y galardonar a los corruptos y beneficiarios. No
concibo mayor felonía y vileza. Entiendo que los funcionarios más capaces y
honrados abandonaran la Consejería a las primeras de cambio, empezando por la
anterior viceconsejera.
Actuar
contra la ley no debe, en ningún caso ni circunstancia y sin excepción alguna,
resultar rentable a quien lo hace y a quien se beneficia. No pueden derivarse
beneficios de ningún tipo para quienes actuando contra la Constitución y las
leyes causaron un perjuicio notable y evidente a la ciudadanía.
Aunque
sé que toda exhortación ética resulta superflua para quien tiene la conciencia
encallecida, conviene recordar a la consejera aquello que, bajo el solemne y
rimbombante epígrafe de “MEDIDAS DE DESARROLLO Y PROSPERIDAD PARA UN NUEVO
GOBIERNO EN ANDALUCÍA”, firmaron los dos
cónsules al inicio de su mandato:
“I. REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA E INSTITUCIONAL
I.3.
DESMONTAR LA “ADMINISTRACIÓN PARALELA”
Y RACIONALIZAR EL GASTO
10.-
Aprobaremos un Decreto-ley para centralizar la dirección, supervisión y
evaluación de todas las entidades dispersas de la “Administración paralela” con
el doble objetivo de eliminar todos los
entes que se consideren innecesarios o que se hayan visto expuestos a la
corrupción…”
Pues eso,
en lugar de tanta condescendencia y transigencia con la corrupción y tanta
complacencia con quienes la hicieron posible y se beneficiaron de ello, cumplan
lo que prometieron a la ciudadanía, o váyanse.
Negro mayo de 2020